6 lecciones que me ha dejado el mountain bike para el trabajo y negocios
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6 lecciones que me ha dejado el mountain bike para el trabajo y negocios


¿Le gusta andar en bici? A mi el mountain bike me encanta. Particularmente hay dos cosas que me gustan mucho: compartir con los amigos y los momentos de reflexión a los que invitan las pedaleadas largas.

Como mi trabajo ocupa mi mente buena parte del tiempo, incluso cuando pedaleo, en más de una oportunidad me puse a pensar qué podía enseñarme la bici acerca de estrategia, trabajo o negocios. El mountain bike es un deporte que tiene momentos muy distintos, desde subidas trabajosas hasta bajadas de susto, pasando por largas maratones y trechos que sólo salvas caminando. Más de alguna vez pensé: "de más que saco alguna lección de acá".


Bueno, a lo largo de tiempo, creo que he ido aprendiendo lo siguiente:

1. Una vez que bajas, solo bajas

Con una frenada controlada vas eligiendo el terreno más adecuado, pero no frenas de golpe ni intentas bajarte de la bici, porque el porrazo es seguro.

Con la estrategia sucede algo parecido. Una vez que ésta ha sido consensuada y el plan definido, pasas a la implementación. Esa es la bajada. Ahí toca ser disciplinados, enfocados en la meta y monitoreando el desempeño para hacer las correcciones necesarias. Foco, sin perder de vista el camino y la llegada. Si frenas o decides bajarte a mitad de camino, has perdido recursos, credibilidad y motivación.

2. Pedalea a tu ritmo, no al de otros

Si vas muy lento pierdes tiempo precioso. Si vas muy rápido arriesgas agotarte y no llegar a la meta. El conocimiento de tu capacidad física y mental es la clave.

Con la toma de decisiones pasa lo mismo. Quienes deciden tarde y prefieren ver que otros corran los riesgos, son los seguidores que en el mejor de los escenarios, deben esperar el día en que serán adquiridos. Por otro lado, los adoptadores tempranos arriesgan subirse a tendencias que en la mayoría de los casos no pasarán de ser una moda. Las decisiones correctas en los tiempos correctos requieren experiencia, conocimiento de las habilidades organizacionales, permanente observación del mercado y un equipo que reúna todos los puntos de vista necesarios.


3. Estado físico, técnica y mecánica

Sortear correctamente los terrenos difíciles, ser capaces de aguantar las exigencias que pone la distancia, y estar preparado para reparar un pinchazo o la cadena cortada. La rueda delantera con presión insuficiente me costó una fractura de codo. Eso fue mi negligencia, nada más. A la rueda no le importó que yo fuera todo feliz y técnico cerro abajo.

Como dice un cliente mío, en el negocio son los "y", no los "o". Las organizaciones tienen que ser buenas en todo y ser excelente en los aspectos relacionados con su ventaja competitiva. La excelencia operacional nunca ha exculpado un mal servicio y las marcas más innovadoras saben que eso nada vale si el producto no llega a las tiendas o explota en manos de sus clientes.

4. Ir en grupo es mejor

El esfuerzo siempre es bien mitigado si hay una buena conversación, si te desorientas es probable que alguien no y ni hablar en el caso de encontrarse en una emergencia.


Los líderes deben desarrollar habilidades para conformar equipos de alto desempeño, donde las variables técnicas y sociales juegan un papel igualmente fundamental. Google acaba de liberar un informe donde declara que sus ejecutivos más exitosos son aquellos que más que competentes, son hábiles en desarrollar redes de relaciones al interior de la organización.

5. Levantarse no basta: conócete a ti mismo

Tres fracturas: codo, muñeca y clavícula; más una serie de lesiones menores no me han impedido volver a la bici... pero cada vez con más cuidado. Es que me ha costado entender que medir 1,95 mts., pesar 100 kgs. y no poseer un talento natural para los deportes, implica andar más contemplativo por el cerro.

Las empresas, como las personas, poseen sus cualidades y eso debe formar parte del conocimiento de sus directivos. El "como somos" tiene que ver con los factores que conforman la cultura y los códigos que construyen el entramado son sus valores y rituales. Estos son los cimientos y deben estar claros antes de emprender una estrategia que implique ser innovadores o centrados en la calidad de servicio, por ejemplo.

6. El viaje es el destino

Si no estás preparado para una salida, lo vas a pasar mal, por más que una vez que llegues el esfuerzo haya valido la pena. O sea, es mejor pasarlo bien y llegar a destino.

Como leí hace poco tiempo en un articulo "los ejecutivos exitosos desarrollan estilos de liderazgo que calzan con las necesidades de su empresa, pero que también calzan con sus propias creencias y personalidad". El trabajo es demasiado importante como pasarlo mal en él y conformarse con esperar un final feliz. Conocerse a si mismo y en base a ello buscar una empresa o actividad que lo valore seguramente hará que su día a día valga mucho más la pena.

Por último, como alguien dijo por ahí, si el terreno se pone empinado, "póngale plato chico y piñón grande y pedalee no más",


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