Número 1: Serie de artículos "Preparar la empresa para un escenario adverso"
La administración de Donald Trump ha intensificado su política económica proteccionista con un agresivo aumento de aranceles a importaciones clave desde México, Canadá, China y la Unión Europea. Estas medidas, diseñadas para reducir el déficit comercial de EE.UU., han generado respuestas inmediatas, desde represalias arancelarias hasta reconfiguraciones diplomáticas.
Para Chile y Perú, la amenaza de aranceles al cobre pone en riesgo dos de sus principales fuentes de exportación. Perú, además, enfrenta restricciones en sus agroexportaciones, mientras que Colombia ha sorteado una crisis diplomática con EE.UU. pero en general, la región se encuentra ante un escenario de incertidumbre que podría afectar su crecimiento, la estabilidad de mercados y el comercio internacional.
A nivel global, estas tensiones pueden generar inflación, inestabilidad financiera y una desaceleración del comercio.

Políticas arancelarias y eventos recientes
En 2018, la administración del presidente Donald Trump impuso aranceles por un valor de 50.000 millones de dólares a productos chinos, argumentando prácticas comerciales desleales y robo de propiedad intelectual. China respondió con aranceles a 128 productos estadounidenses, incluyendo la soja, una de las principales exportaciones de Estados Unidos al país asiático.
Los efectos de esta guerra comercial fueron notables:
Estados Unidos: Los consumidores enfrentaron precios más altos, y sectores como la agricultura y la manufactura sufrieron complicaciones.
China: El crecimiento económico y la actividad manufacturera alcanzaron niveles mínimos en décadas.
Global: Se generó inestabilidad en los mercados financieros y afectaciones en economías de otros países, aunque algunos se beneficiaron al cubrir la demanda de productos afectados por los aranceles.

En marzo de 2018, la administración del presidente Donald Trump impuso aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y del 10% sobre las de aluminio, afectando a países como Canadá, México, Brasil, China y miembros de la Unión Europea.
Los efectos de esta medida fueron:
Estados Unidos: Las industrias que dependen de estos metales, como la automotriz y la construcción, enfrentaron aumentos en los costos de producción, lo que llevó a incrementos en los precios para los consumidores y afectó su competitividad global.
Canadá: Como principal proveedor de acero y aluminio a Estados Unidos, Canadá sufrió una disminución en sus exportaciones de estos metales, lo que impactó negativamente en su industria siderúrgica y en el empleo asociado a este sector.
Unión Europea: La UE, especialmente países como Alemania con una fuerte industria metalúrgica, se vio afectada por la reducción de sus exportaciones a Estados Unidos.
Acción empresarial: La clave está en la Anticipación
Las empresas que dependen del comercio internacional o que están expuestas a mercados afectados por las políticas arancelarias de EE.UU. deben actuar con rapidez para mitigar riesgos y aprovechar oportunidades. La velocidad de respuesta marcará la diferencia entre aquellas que logren adaptarse y las que sufran los efectos de una contracción económica global.
Sin embargo, los efectos de estas medidas no se limitan al comercio exterior. Una desaceleración en la demanda internacional puede desencadenar caídas en el consumo interno, volatilidad en los mercados financieros, pérdida de empleos y aumento en el costo de insumos clave. Esto significa que, incluso aquellas empresas que operan exclusivamente en mercados locales, podrían verse afectadas de manera indirecta.

Para enfrentar este entorno desafiante, las empresas deben enfocarse en estrategias que garanticen estabilidad operativa, optimicen costos y refuercen su resiliencia comercial. Áreas clave como eficiencia de costos, gestión de riesgos, flexibilidad operativa y capacidad comercial deben integrarse en un plan estratégico ágil e innovador.
Enfoque estratégico ante un escenario recesivo
Ante la creciente incertidumbre comercial global, las empresas deben adoptar un enfoque proactivo para garantizar su estabilidad y competitividad. A continuación, presentamos siete pilares esenciales para la resiliencia y el crecimiento empresarial en tiempos de incertidumbre:
Efectividad estratégica: Actualizar la Planificación Estratégica, implementar OKR, identificar riesgos y oportunidades, y fortalecer los liderazgos.
Gestión del riesgo y resiliencia: Diversificar proveedores y mercados, y mitigar riesgos financieros y operativos para reducir vulnerabilidades.
Flexibilidad y agilidad operativa: Adaptar y agilizar (flexibilizar) estructuras para reaccionar a cambios en la demanda, mejorando los tiempos de respuesta.
Eficiencia de costos: Optimizar gastos sin comprometer calidad, eliminar y automatizar procesos ineficientes y rediseñar modelos de negocio.
Productividad: Maximizar el uso de recursos humanos y tecnológicos, implementando herramientas digitales y fomentando la capacitación.
Capacidad comercial: Ajustar estrategias de ventas y marketing, fortalecer relaciones con clientes y explorar nuevas fuentes de ingresos.
Cultura innovadora: Fomentar nuevas ideas, incentivar la experimentación y promover alianzas estratégicas para generar valor en el mercado.
Sin duda, estas iniciativas pueden marcar la diferencia, pero la clave está en su correcta priorización. ¿Cuáles generan impacto inmediato y cuáles son esenciales para el éxito a largo plazo? ¿Cómo equilibrar acciones rápidas con estrategias de transformación profunda?

En los próximos artículos, desarrollaremos un plan estructurado utilizando un modelo ampliamente reconocido: la Matriz de Impacto y Complejidad (inspirada en la Matriz Eisenhower). Con esta herramienta, identificaremos qué acciones pueden implementarse de inmediato y cuáles requieren una planificación más detallada.
A través de este enfoque, construiremos una hoja de ruta estratégica que esperamos sea un recurso valioso para la toma de decisiones en su empresa.